Ya estoy de regreso de vacaciones, afortunadamente sin contagios ni nada y empezando un nuevo año escolar con mis niños.
Como todo inicio es una buena oportunidad de pensar y planificar lo que quiero para este año y reflexionar sobre qué haría mejor para mis niños y su aprendizaje.
Quiero salud y eso me lleva a ser muy responsable con los cuidados y relacionamiento con otras personas. Me propuse involucrar más a los niños en las decisiones. El temor por lo desconocido del virus está más manejado por ellos, por lo que ahora tienen más herramientas para entender la importancia del autocuidado. Ante el más mínimo riesgo de contagio, no los enviaré al colegio y seguirán online. De hecho les transmito que la asistencia presencial se evaluará día a día, y que ellos estudiarán en la casa.
El orden y las estructuras para un mejor aprendizaje. Ya establecimos horarios, para la rutina diaria. Lo tienen pegado en la pared de su pieza y en el refrigerador. Además tienen sus relojes para revisar los tiempos de recreo. Ellos deben ser autónomos y yo controlar de a ratos.
Espacios de juegos al aire libre, deporte y regulación de lo electrónico. Establecimos que todos los recreos son al aire libre y que se realizará deporte o actividad física después que terminen las clases. El celular se entrega una vez terminadas estas actividades y se retira de noche. Así nos aseguramos que descansan de las pantallas. El famoso Play será un premio para el fin de semana que dependerá si realizaron sus obligaciones. Además el fin de semana es para relajarnos con actividades al aire libre y estar en familia.
Quizás suena un poco rígida mi estructura, pero soy una convencida de que los niños; en la medida que tengan límites claros y se reflexione de por qué con amor, son mucho más felices.